Taxonomia
Filo: ArthropodaSubfilo: Hexapoda
Clase: Insecta
Orden: Lepidoptera
Superfamilia: Noctuoidea
Familia: Thaumetopoeidae
Subfamilia: Thaumetopoeinae
Genero: Traumatocampa
Especie: T. pityocampa
Nombre binomial:Traumatocampa pityocampa
Nombre comun: Procesionaria del pino
Lepidoptero nocturno, perteneciente a la superfamilia de los noctuoideos, sus orugas pueden constituir una perniciosísima plaga para los pinares del contorno mediterráneo y de algunos países del centro de Europa, donde llega a asolar bosques completos, debilitándolos y dejándolos a merced de otras plagas. No obstante, los pinos que sobreviven al ataque suelen rebrotar y prosperar nuevamente.
Las especies de pino más sensibles -no las únicas- a las agresiones de la procesionaria son el silvestre, el negro y el canario. También pueden verse afectados por el ataque de estas criaturas los cedros y los abetos.
La oruga está provista de unos largos pelos que, en contacto con la piel humana, puede causar reacciones alérgicas.
Los imagos realizan los encuentros sexuales durante el verano. La hembra deposita los huevos en las hojas o acículas de los pinos. A finales del verano o comienzo del otoño nacen las orugas, que rápidamente empiezan a devorar las hojas; en esta fase atraviesan cinco estadios larvarios; durante los tres primeros el ataque es moderado, pero a partir del cuarto la agresión se intensifica, llegando a provocar la defoliación del árbol.
Las orugas construyen grandes bolsones, constituido por finos hilos de seda, perfectamente identificables y que son compartidos por el grupo. Al ser de actividad vespertina, durante el día permanecen en su refugio, al igual que durante todo el invierno.
Coincidiendo con el final de la estación fría y el comienzo de la primavera las larvas abandonan el nido y descienden al suelo; se desplazan formando largas columnas que dan origen a la denominación vulgar de "procesionaria".
Una vez que encuentran el lugar apropiado, se entierran para iniciar la fase de crisalidación hasta que, en verano, eclosiona la mariposa.
Las plagas se combaten con medios biológicos, aunque también se pueden utilizar otros métodos menos agresivos con el medio ambiente. Uno de ellos consiste en coger los bolsones durante el día, cuando las orugas están dentro, amontonarlos y prenderles fuego o sumergirlos en bidones de agua. El tratamiento con feromonas también resulta apropiado y, por supuesto, favorecer la presencia de aves insectívoras, colocando cajas-nido en los árboles.
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