Cuenta la tradición que el 2 de enero del año 40, todavía en vida, se le apareció la Virgen María, en carne mortal, al apostol Santiago el Mayor para animarle a continuar su evangelización por tierras de Hispania.
La primera referencia documental es del siglo XIII, en una copia de los Moralia in Job, texto de San Gregorio Magno, al que se le adicionó el relato de que, estando Santiago rezando con sus discípulos a orillas del Ebro, contemplaron a la Virgen sobre una columna diciéndoles: "He aquí, hijo Santiago, el lugar señalado y dedicado a mi honra..." "...y estará el pilar en este lugar hasta el fin del mundo".
Desde entonces, la Basílica del PIlar ha sido para los zaragozanos punto de encuentro permanente y para la cristiandad fuente de fe.
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