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martes, 11 de octubre de 2011

Rupicapra rupicapra (Sarrio. Rebeco)


Taxonomia
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Artiodactyla
Familia: Bovidae
Subfamilia: Caprinae
Género: Rupicapra
Especie: R. rupicapra
Nombre binomial: Rupicapra rupicapra
Nombre comun: Sarrio. Rebeco.

La distribución actual del rebeco abarca desde los montes Cantábricos al Caucaso, encontrándose en la mayor parte de las montañas del sur de Europa y Asia Menor que tengan alturas superiores a los 2000 metros.
Todos los rebecos se parecen, hasta el punto de haber sido clasificados dentro de un solo género: Rupicapra ("cabra de las rocas").
Este género apareció al final de la glaciación del Riss (aproximadamente de 400.000 a 250.000 años antes de nuestra Era) y los rebecos fósiles más antiguos provienen de los Pirineos Orientales. Durante la glaciación del Wurn (entre 100.000 y 10.000 años a.C. ), los rebecos poblaron la mayor parte de Europa, incluso lugares situados a baja altitud. Posteriormente se fueron refugiando en las montañas, en núcleos de distribución separados. Este progresivo aislamiento geográfico al que ha estado sometido, ha propiciado la aparición de marcadas diferencias entre las poblaciones de las distintas zonas montañosas, las cuales se manifiestan en su estatura, coloración, anatomía y comportamiento. Tales diferencias han avalado la catalogación de diez subespecies diferentes, prácticamente una por cada sistema montañoso en el que actualmente vive. Una revisión reciente del género reagrupa todas estas formas geográficas en dos grandes troncos. Por una parte el formado por las tres especies más meridionales, que habitan la Península Ibérica y los Apeninos, y por la otra , las siete restantes. Para los primeros se ha propuesto el nombre de Rupicapra pyrenaica y para los segundos Rupicapra rupicapra.
Algunos autores piensan que el primer grupo es el más antiguo y habría dado origen al segundo. De acuerdo con esta tesis, las poblaciones europeas descendieron hacia el sur empujadas por los rigores de la última glaciación. Cuando los hielos se retiraron, las poblaciones que se habían quedado en las montañas meridionales fueron paulatinamente colonizando de nuevo los sistemas montañosos de Centroeuropa.
En cuanto a su actual distribución en España, podemos encontrarlo en la Cordillera Cantábrica y en los Pirineos, siempre en altitudes superiores a los 1000 metros, si bien en el Cuaternario ocupaba zonas de más baja altitud y latitud, tal como lo evidencian restos fósiles encontrados en Guipúzcoa y Jaén. Estas poblaciones actuales constituyen dos subespecies, siendo la Cantábrica ( Rupicapra pyrenaica parva ) de menor tamaño que la que se encuentra en los Pirineos (Rupicapra pyrenaica pyrenaica).
El sarrio que es como se denomina al rebeco en el Pirineo Aragonés, es sin duda el mamífero más característico de estas altas montañas, cuya grácil y elegante silueta recortada en las crestas, es una imagen que solemos asociar al carácter alpino de su hábitat.
Efectivamente, es un animal muy especializado para este medio en el que vive, y basa su éxito en la eficiente explotación de los recursos que le ofrecen estas montañas, por cuyos acantilados y neveros se mueven con increíble seguridad gracias a las adaptaciones anatómicas particulares.
Algunos investigadores opinan que la presencia del sarrio en las cumbres más altas no es más que una consecuencia de la presión del hombre, que le ha obligado a refugiarse en estos lugares inaccesibles. Si bien su distribución actual puede deberse en parte a este motivo, también existe una predisposición previa y unas particularidades anatómicas que le capacitan para desenvolverse con soltura en la alta montaña, tanto en lo que se refiere a la orografía como a la altitud de éstas. Su adaptación a los riscos y neveros queda de manifiesto al contemplar sus extremidades. Posee unos miembros largos acabados en pezuñas altamente especializadas, de manera que cuando camina sobre nieve dura o hielo, apoya sólo la punta de éstas (duras y afiladas) que actúan como piolets, evitando resbalones y accidentes. Si la nieve está blanda, una membrana interdigital le permite caminar sin hundirse excesivamente, con lo que consigue mayor rapidez de marcha y un considerable ahorro de energía. Si se desplaza por cantiles rocosos apoya también la parte posterior de la pezuña, que es más blanda y se pega literalmente a las rocas.
Respecto a la altitud, hay datos que evidencian su especialización a este ambiente alpino, donde la proporción de oxígeno en el aire se reduce considerablemente. Así tenemos que la sangre del sarrio contiene 12 millones de glóbulos rojos por milímetro cúbico y su corazón pesa 350 gr. , mientras que en el hombre tenemos 4,5 millones por milímetro cúbicos y 280 gr. , respectivamente, lo que nos puede dar una idea del excelente aporte de oxígeno que reciben sus células, que le permite desplazarse con asombroso vigor por estos agrestes parajes.
Morfología
Respecto a su biometría, el sarrio es un animal de aspecto ligero que mide entre 1 y 1,10m de longitud, siendo su altura hasta la cruz de 0,7m. El macho es algo mayor que la hembra y viene a pesar entre 20 y 40 Kg., oscilando la hembra de 25 a 32 Kg. Al nacer suele pesar alrededor de 2,5 kg. y su longevidad media es de quince a dieciocho años, aunque hay individuos que alcanzan mayor edad bajo condiciones anormalmente favorables.
Durante el invierno su pelaje es más oscuro y tupido que en verano, siendo el de los machos de un color pardo oscuro casi negro, con una banda clara que se extiende por la parte superior de la cara, mandíbula y lados del cuello. En la época estival el pelaje de ambos sexos es de un color pardo amarillento, lo que hace muy difícil distinguir los machos de las hembras. Para su identificación es necesario recurrir a la forma de los cuernos ( presentes en ambos sexos ), siendo los de las hembras más delgados y el gancho en que terminan más abierto. Los dos tienen unas glándulas detrás de los cuernos, más desarrolladas en el macho, que en la época de celo segregan una sustancia de olor característico que sirve para marcar su territorio.
Existe una clara diferencia entre los cuernos del sarrio, que pertenece a la familia de los bóvidos, y las cuernas de los cérvidos (venado, corzo, gamo). En el caso de estos últimos, sus cuernas son verdaderos huesos fijados al cráneo, que caen todos los años y son reemplazados nuevamente. Mientras, el cuerno del sarrio está constituido por un estuche córneo que recubre un vástago óseo del cráneo, permanente durante toda la vida del animal. Entre el estuche y el pivote óseo existe una fina capa carnosa, muy vascularizada, que además de fijarlos entre sí es la que produce su crecimiento. Durante los cinco primeros años el desarrollo de los cuernos es relativamente rápido y durante éstos apenas son perceptibles los anillos de crecimiento, mientras que a partir del quinto año y en los sucesivos, los bordes anulares se marcan de forma precisa y profunda, quedando cercanos a la base de los estuches. Estos anillos nos permiten conocer la edad del sarrio, así como la historia de su vida, ya que un aumento superior respecto a los demás anillos indicaría un año de pastos abundantes y vida tranquila, mientras que la escasez, enfermedades o accidentes producen anillos pequeños o mal formados.
Los cuernos de un macho adulto llegan a alcanzar una longitud de unos 26 cm en total, los de las hembras suelen ser un poco más pequeños y más finos y con la curvatura más abierta, si bien hay algunas llamadas "machorras" cuyos cuernos son equiparables a los de un buen macho. No es raro ver ejemplares con algún cuerno defectuoso o roto, motivado por alguna violenta caída o al ser alcanzado por alguna roca de los numerosos desprendimientos que se producen por los roquedos que frecuentan.
Ciclo anual.
Los sarrios están distribuídos por todo el Pirineo aragonés, generalmente en alturas comprendidas entre los 1500 y 3000 m, aunque en invierno bajan algunas veces hasta los 1000 m. Un rasgo característico de esta especie son los desplazamientos altitudinales que realiza a ritmo de las estaciones a modo de cortas trashumancias. En invierno, empujado por la nieve desciende de altura, situándose en el límite superior de los bosques y en el interior de éstos, en busca de refugio y alimento, que en esta época del año está constituído en buena parte por leñosas( pino, abeto, haya ). También se alimenta de alguna gramínea o pasto seco que aflora de la nieve o en algún cantil o roquedo batido por el viento.
Esta época es la más crítica, sobre todo al final del invierno, produciéndose numerosas bajas de individuos viejos o debilitados, si bien los más afectados son los cabritos, ya que en ocasiones mueren más del 50% de los nacidos en primavera. Esto pone de manifiesto la fuerte presión selectiva que el invierno ejerce sobre las poblaciones de sarrios. También es la época más propicia para las avalanchas de nieve, que a veces ellos mismos provocan accidentalmente, bajo las cuales quedan sepultados. Esta circunstancia es bien conocida por los quebrantahuesos ( Gypaetus barbatus), que en la primavera sobrevuelan la línea inferior de las nieves que se están fundiendo en busca de restos de sarrios que pudieron haber sido sorprendidos por algún alud.
Generalmente, la primavera se resiste a manifestarse en la alta montaña, pero a medida que la nieve va desapareciendo de los prados alpinos, los pequeños grupos de sarrios van progresando en altitud en busca de los pastos más tiernos.
Entre los meses de abril y mayo y tras una gestación de cinco meses, tiene lugar el parto. Ante la inminencia de éste, las hembras preñadas se apartan del grupo con el que han pasado el invierno, echando también de su lado al cabrito del año anterior, que hasta ahora había estado estrechamente ligado a su madre. Ya en soledad, alumbran un cabrito, muy raramente dos, que a las pocas horas de nacer será capaz de seguir a su madre con increíble vigor y agilidad. El número de cabritos que nace anualmente es variable entre unos años y otros y en las diferentes zonas, influyendo diversos y complejos factores; lo habitual en el Pirineo es que paran entre el 50% y el 85% de las hembras mayores de dos años.
Posteriormente, las madres con sus cabritos volverán al rebaño principal, que paulatinamente va ganando altura para concentrarse en el verano en los picos más altos. En esta época son más fáciles de ver, ya que aumenta la densidad y el tamaño de los grupos, al disminuir la superficie de ocupación. Además, la tendencia a concentrarse sobre la nieve les hace también más visibles.
La altura a la que suelen encontrarse en verano puede variar según los sectores. En una de las zonas donde han sido estudiados (Reserva de Viñamala), la mayor parte de la población se sitúa en torno a los 2400 m. Posiblemente en este nivel encuentran una temperatura adecuada y mayor abundancia de neveros, donde acostumbran a reposar en las horas más calurosas, teniendo en cuenta también que a esta altitud pueden encontrar bastantes collados que les permiten pasar de una cuenca a otra sin excesivo esfuerzo.
Durante el verano tienen comida abundante, estando su dieta constituída principalmente por plantas herbáceas, del tipo de gramíneas y leguminosas.
Celo.
En el mes de noviembre tiene lugar el celo de los sarrios. Para entonces el grupo de hembras y subadultos ya han descendido a cotas más bajas empujados por las primeras nevadas invernales. Los machos, que hasta ahora habían permanecido solitarios, abandonan sus refugios para encontrarse con las hembras. Los mejor dotados reunirán su harén particular, cuyo número puede oscilar entre tres y doce hembras, a las que guarda celosamente en un grupo bastante compacto. Las glándulas retrocorneales del macho alcanzan ahora su máximo desarrollo y les servirán para delimitar su territorio. Así es frecuente verlos restregar la base de sus cuernos sobre arbustos o pequeñas prominencias rocosas, quedando los alrededores impregnados con un fuerte olor a cabra y almizcle.
Esta es la época en que el macho desarrolla más actividad ya que, aparte de ir cubriendo a las hembras que salen en celo, muy a menudo tiene que enfrentarse con otros machos que también tienen pretensiones sobre su harén. Estos enfrentamientos no suelen llegar al contacto físico, consistiendo generalmente en agresivas persecuciones con la cabeza muy baja, amenazando con ensartar a su contrincante con sus cuernos en forma de garfio, al mismo tiempo que eriza los pelos del lomo y emite unos sonidos guturales. Dado que estas persecuciones tienen lugar a mucha altitud y en lugares muy agrestes, suele ser suficiente la manifestación de la fortaleza de los machos dominantes para hacer desistir a sus oponentes. A pesar de todo, si las fuerzas están muy igualadas pueden llegar al contacto físico, produciéndose a veces heridas graves y en ocasiones la muerte, por las características de sus cuernos.
Esta intensa actividad desarrollada durante la época de celo, merma considerablemente las reservas que los machos habían acumulado durante el verano, por lo que en ocasiones se enfrentan al invierno peligrosamente debilitados.
Población y distribución.
En los años posteriores a la segunda guerra mundial, la situación de los sarrios en el Pirineo llegó a ser muy crítica. La mayor disposición de armas por parte de la población civil diezmó las poblaciones, especialmente en la parte francesa. En los años 1966 y 1968 se crearon en la vertiente española las Reservas Naturales de Caza y el Parque Nacional de los Pirineos en Francia, lo que permitió una progresiva recuperación de la especie. Las ultimas estimaciones correspondientes a 2003, arrojan un censo superior a 53.000 individuos en los Pirineos. Contando Francia con 25.400 sarrios, Cataluña con 13.000, Andorra con 600, Aragón con 14.000 y Navarra con 200.
Su distribución, así como la estructura de sus poblaciones, es muy diferente de unas zonas a otras, estando estas variaciones condicionadas en gran medida por las actividades humanas, (caza, ganadería y turismo). La mayor parte de sarrios en el Pirineo de Huesca se encuentra en las cinco reservas de caza situadas a lo largo de la línea fronteriza con Francia, cubriendo gran parte del Pirineo occidental y central. En ellas se están realizando concienzudos estudios de la densidad y estructuración de sus poblaciones (R. García- González ). Fuera de las reservas la densidad de sarrios disminuye considerablemente, siendo difíciles de ver y más aún de estudiar su conducta, pues la caza constante a lo largo de la historia ha provocado una desorganización crónica de sus estructuras sociales.
Generalizando, puede considerarse que la distribución de la población de sarrios en un territorio está determinada, aparte de por la influencia humana, por todo tipo de variables relacionadas con las características fisiográficas de dicho territorio y con la misma biología de la especie. Respecto a esta última existen dos tipos de conducta característica de los sarrios y de otros grandes herbívoros. Una de ellas son los desplazamientos estacionales en altitud (invierno: banda forestal; verano: pastos supraforestales), cuya motivación principal sería la búsqueda de alimento y refugio. La segunda se debe a las características sociales de la especie, comunes en muchos ungulados, que consiste en la segregación territorial de ambos sexos, los cuales sólo se unirán en la época de celo. De esta forma, los grupos más numerosos están constituídos por hembras adultas con sus cabritos y una parte de los subadultos, mientras que los machos suelen permanecer solitarios, acantonados en ciertos lugares abrigados del nivel forestal, o en algún pequeño roquedo de donde expulsarán a cualquier congénere que se acerque.
Los grupos de hembras y jóvenes pueden llegar a los ochenta y cien individuos, siendo su estructura de carácter matriarcal. La cohesión de estos grandes rebaños es bastante limitada, estando generalmente constituídos por grupos más reducidos y más vinculados entre sí. De manera que más que manadas estables, existen áreas de distribución preferentes, en las que las condiciones ecológicas y ausencia de presión humana son las más favorables.
En cuanto a la relación numérica entre animales sexualmente maduros, se tiende a considerar como normal la proporción de un macho por cada dos hembras, mientras que estudios realizados en la Reserva de Viñamala han dado como resultado una proporción de un macho por cada 4,3 hembras. La proporción óptima entre los sexos, así como su influencia sobre la fertilidad anual y la organización social es un tema complejo, que es objeto en la actualidad de detallados estudios.
Es muy posible que la razón del bajo número de machos con respecto a las hembras se deba a la caza continuada y casi exclusiva del macho, que ha hecho descender excesivamente el número de éstos, por lo que sería aconsejable reducir o cesar las cacerías hasta que el equilibrio de la población se recupere.
Un día en la vida de los sarrios.
Suelen pasar la noche en abrigos naturales que les ofrece el terreno, pudiendo tratarse de pequeñas cuevas, extraplomos rocosos, entre un grupo de pinos, etc. Con las primeras luces del día comienza la actividad de los sarrios, que se dedicarán a la búsqueda de alimento. Si los pastos están a cierta distancia, se encaminan en grupos más o menos ordenados, en los que suele predominar la formación en fila, comandada por una hembra adulta. Una vez que han llegado al lugar apropiado, el grupo se dispersa para dedicarse al pastoreo que les ocupará hasta la media mañana; a continuación se tumban para descansar y rumiar. Al mediodía y tras una corta comida, se dedicarán de nuevo al reposo y a la rumiación. En verano les gusta hacerlo tumbados sobre neveros. Tanto si están comiendo como descansando son muy difíciles de sorprender, ya que tienen los sentidos de la vista, oído y olfato muy desarrollados.
Además, desde hace algún tiempo tienen un valioso aliado para la vigilancia de su territorio; se trata de la marmota (Marmota marmota), que extinguida naturalmente de los Pirineos en el Cuaternario, fue nuevamente introducida por la vertiente francesa en 1948. Se ha extendido con gran rapidez, estando hoy presente en todo el Pirineo Aragonés, y si difícil es pasar desapercibido para los sarrios más lo es para estos roedores, que dedican muchas horas a observar todo cuanto acontece en su territorio y con sus potentes silbidos alertan a toda la fauna de que algún extraño anda por las cercanías.
Por la tarde, los sarrios realizan la comida más larga y al atardecer se encaminan de nuevo a sus refugios, donde, ya de noche, rumiarán los alimentos ingeridos.
Depredadores y enfermedades.
Desaparecidos sus depredadores naturales, hoy día el sarrio adulto sólo teme al hombre que los caza para conseguir su trofeo. El zorro (Vulpes vulpes) y el águila real (Aquila Chrysaetos), ejercen su depredación sobre los recién nacidos o jóvenes enfermos entre los que ocasionan bajas, a pesar de la bravura con que su madre los defiende.
Pero la mayor mortandad, tanto en jóvenes como adultos en los últimos años, ha sido provocada por unas bacterias que llegan a producirles la ceguera. Esta enfermedad en sí misma no les causa la muerte, pero al quedar ciegos no tardan en perecer, al caer despeñados, ahogados en algún lago o por inanición. Esta epidemia tuvo su mayor incidencia sobre los sarrios en los años 80, desplazándose de este a oeste, llegó a afectar a todas las poblaciones del Pirineo Central y Occidental. Últimamente apenas se encuentran animales afectados, aunque se considera que esta enfermedad sigue latente.
Fuente: Javier Ara.
Web: http://www.terra.es/personal5/kfvofikh/Art_Sarrio.htm

viernes, 7 de octubre de 2011

Cynomys (Perrito de la pradera)


Taxonomia
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Rodentia
Suborden: Sciuromorpha
Familia: Sciuridae
Tribu: Marmotini
Género: Cynomys

Son cinco las especies que se integran en el género cynomys:
- Gunnisoni
- Leucurus
- Ludovicianus
- Mexicanus
- Parvidens
Los perritos de la pradera colonizan las zonas de matorral del norte de América, desde Canadá hasta México.
Animales curiosos, gregarios, pequeños, de color marrón, excavan complejas galerias, de hasta treinta metros de longitud y cinco de profundidad, en las que se alojan y por las que huyen. Sus largas uñas son la herramienta más eficaz para la construcción de estos complejos habitáculos en los que hay espacios reservados para dormir, para depositar las heces, para agrupar a las crías, para conservar los alimentos, etc. Excavar las galerías a tanta profundidad les permite evitar los rigores del calor propio de las zonas semiáridas.
Llegan a formar abundantes colonias, de hasta cien individuos, constituidas por grupos familiares integrados cada uno de ellos por un macho y de dos a cuatro hembras. Los machos no sobrepasan los treinta centímetros de longitud y apenas alcanzan los dos kilos de peso. Las hembras son más pequeñas.
Aunque principalmente se alimentan de productos vegetales, como raíces, hojas, pastos, fruta, etc., tampoco descartan incluir en su dieta a los invertebrados.
El sonido que emiten, similar al producido por los cachorros de cánidos, fue el causante de que se les llamase perritos de la pradera.
Se sabe que cuando llegaron los españoles a América eran cientos de millones los ejemplares de cynomys que poblaban las praderas. La competencia por el pasto, determinó que los ganaderos acabasen con gran número de ellos.

martes, 13 de septiembre de 2011

Pongo abelii (Orangutan de Sumatra)




 

Taxonomia
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Primates
Suborden: Haplorrhini
Infraorden: Simiiformes
Superfamilia: Hominoidea
Familia: Hominidae
Subfamilia: Ponginae
Género: Pongo
Especie: P. abelii
Nombre binomial: Pongo abelii
Nombre comun: Orangután de Sumatra

Situadas en el sureste asiático, las selvas tropicales de las islas de Borneo y Sumatra acogen a uno de los hominidos que, junto con el gorila y el chimpancé, integran el género de los grandes simios: el orangután.
Los nativos llamaban a estas criaturas "hombres de la selva" y pensaban que, aunque podían hablar, habían renunciado a servirse del lenguaje oral.
Estos hermosos y apacibles animales de tamaño considerable (los grandes machos pueden alcanzar los dos metros de altura y superar los ciento cincuenta kilos de peso), luengos, aunque escasos, pelos de tonalidades rojizas y largas extremidades superiores, son de costumbres arborícolas, desplazándose de rama en rama con la ayuda de sus grandes y poderosos brazos y de sus largas manos. Duermen en los nidos que fabrican cada noche en las ramas árboles.
Su hábitat esta siendo sometido a una intensísima presión humana por lo que su supervivencia como seres libres corre grandes riesgos. Los mayores peligros que les amenazan son la extensión de las tierras de cultivo, la tala indiscriminada de árboles y la caza furtiva.
Dotados de un alto nivel de inteligencia, los orangutanes no suelen eludir la presencia de los hombres, e incluso se sienten atraidos por sus poblados. Se les ha visto cubrirse la cabeza con grandes hojas para protegerse de la lluvia y servirse de objetos para golpear o para lanzarlos como proyectiles. Son capaces de arrancar las hojas de una ramita que luego utilizarán para extraer miel de los huecos de los árboles o termitas de sus nidos. Observados en cautividad, se ha podido constatar su capacidad para desatar nudos o para resolver mentalmente determinado tipo de situaciones planteadas por el hombre.
Son generosos con otras criaturas de su especie y se tiene constancia de que han acogido en el grupo familiar a crías huérfanas.
En el Zoo de Washington se ha podido verificar que los orangutanes tienen conciencia de su propio yo, identificándose en el espejo. Chantek, un orangután del zoológico de Atlanta se sirve de este instrumento para colocarse unas gafas de sol o para hurgarse en los dientes.
 
Científicos de la Universidad de Saint Andrews, en Escocia, han podido identificar hasta cuarenta gestos que formarían parte del lenguaje simbólico utilizado por estos animales para comunicar deseos como el de jugar, estar solo, alimentarse, llamar a un congénere, etc.
De hábitos alimentarios básicamente vegetarianos, sienten predilección por la fruta, aunque su dieta también está constituida por hojas y cortezas de los árboles e insectos.
En libertad pueden alcanzar los cuarenta años de edad, superando los cincuenta en cautividad.
Los machos son menos sociables que las hembras. Suelen internarse en la selva emitiendo poderosos rugidos con los que advierten a otros machos de su presencia.
Aunque las hembras únicamente paren una cría cada ocho años, el periodo de embarazo es similar al de la especie humana. Entre madres e hijos se establecen estrechísimos vinculos afectivos, ya que los pequeños son muy dependientes y necesitan de la asistencia materna hasta los seis o siete años. Durante los dos primeros años de vida los desplazamientos los realizan sobre las espaldas o asidos al vientre de su progenitora.
Son dos las especies de orangután existentes:
- El orangután de Sumatra.
- El organturán de Borneo.
El de Sumatra es más pequeño que su vecino de Borneo y más escaso, encontrándose en la actualidad en peligro crítico de extinción.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Caballo (Equus ferus caballus)


Taxonomia
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Perissodactyla
Familia: Equidae
Género: Equus
Especie: E. ferus
Subespecie: E. f. caballus
Nombre trinomial: Equus ferus caballus
Nombre comun: Caballo

Si un animal ha despertado desde antiguo la curiosidad y el respeto del hombre, ese es el caballo, hermoso y dócil animal que ha compartido con aquél todo tipo de actividades: desde la económica a la lúdica, pasando por la bélica.
Fueron los pobladores de la Península Arábiga los que hace más de nueve mil años convirtieron al indómito equus ferus, o caballo salvaje, en el apacible equus ferus caballus, o caballo doméstico.
El último caballo salvaje, el equus ferus ferus, denominado tarpán, habitó la estepa rusa hasta la segunda mitad del siglo XIX, en que se extinguió víctima de la cacería indiscriminada.
Dentro del género se integran, además del caballo, el asno y las diferentes especies de cebras, criaturas estas últimas que nunca se han subordinado al hombre.
Al igual que sucede con el resto de hervíboros, el caballo salvaje ha sido fuente nutricia de los grandes carnívoros, por lo que el doméstico conserva características genéticas que lo hacen asustadizo, lo que no impide que la hembra defienda a su cría en caso de peligro.
Este temperamento miedoso dificulta que pueda alcanzar estados de sueño profundo. Por la noche únicamente se muestra más confiado cuando se encuentra con otros congéneres, pues establecen turnos de vigilia para cuidar el sueño de los demás.
Se trata de un animal social, que se agrupa en manadas, dirigidas normalmente por una yegua alfa.
Fácil de domesticar, separado del grupo o de la compañía humana, el caballo puede terminar desarrollando comportamientos patológicos.

A lo largo de la historia, caballos domésticos abandonados en la llanura o huídos del dominio humano, han terminado asilvestrándose y conformando grandes manadas. Es lo que se produjo en América, tras su reintroducción en el continente por los conquistadores españoles. Estos equinos que recorrían las praderas del Norte de América y de México fueron llamados cimarrones o mustangs, siendo los indios los que posteriormente los capturaron y domaron nuevamente.
Proliferaron de tal manera, que a principios del siglo XX los agricultores los sometieron a persecución y matanza. Afortunadamente, en los años sesenta las autoridades norteamericanas aprobaron la protección de la especie y en la actualidad todavía pueden verse pequeñas manadas cabalgando con entera libertad.
El caballo en cautividad puede llegar a vivir cuarenta años, alcanzando las hembras la madurez sexual a los cuatro. Tras once meses de embarazo, la yegua pare un único potro.
Son numerosas las razas existentes en la actualidad, figurando entre las mas celebradas la andaluza o española, por la belleza de su porte y su habilidad para realizar vistosas piruetas, dentro de lo que se denomina "doma española".
El caballo puede desplazarse realizando diferentes tipos de movimientos, pero el hombre lo ha preparado para que básicamente camine al "paso", al "trote" y al "galope". Al paso levanta las patas una por una; al trote alza a la vez la pata anterior y la posterior de los lados opuestos. Cuando galopa hay momentos en los que el caballo tiene las cuatro patas en el aíre.
Su tamaño y peso varía en función de la raza. Los hay de fuerte complexión, que se utilizan para trabajos de arrastre y carga; esbeltos y ligeros, apropiados para la monta y la doma, y pequeños, denominados ponis. Un caballo de monta ronda los quinientos kilos de peso, en tanto que los de carga pueden alcanzan los mil.
Su carácter temeroso, similar al de las personas autistas, favorece la interrelación entre aquellos y quienes padecen este tipo de trastorno. La equinoterapia se viene aplicando desde la década de los años cincuenta a niños autistas y con síndrome de Dawn, habiéndose apreciado importantes avances conductuales y de comunicación.

jueves, 10 de marzo de 2011

Gazella cuvieri (Gacela de cuvier, gacela de montaña)


Taxonomia
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Artiodactyla
Familia: Bovidae
Subfamilia: Antilopinae
Género: Gazella
Especie: G. cuvieri
Nombre binomial: Gazella cuvieri
Nombre comun: Gacela de cuvier, gacela de montaña.

Originaria del norte de Africa, esta especie se encuentra en grave peligro de extinción. En la actualidad, se trabaja en su conservación en el Parque de Rescate de la Fauna Sahariana, de Almeria. Partiendo de unos cuantos ejemplares, milagrosamente se ha conseguido asegurar la continuidad de la especie e incluso distribuir ejemplares por diferentes zoológicos, como el de Cabarceno, donde también se trabaja en su reproducción. A pesar de que el nuevo hábitat cantábrico es mas frío y húmedo, parece que la adaptación se está produciendo sin mayores dificultades, aunque han de tomarse las debidas precauciones, ya que suelen plantearse conflictos entre los distintos miembros del grupo.
Apenas quedan ejemplares en libertad, repartidos en las zonas de montaña de Marruecos (Atlas), Argelia y Túnez. Sus peores enemigos han sido la expansión agrícola, que ha reducido su espacio vital, y la actividad cinegética.
De tamaño medio, ronda los treinta y cinco kilos de peso y los setenta centímetros de altura hasta los hombros. Es un animal esbelto, con los cuernos en forma conoidal y coloración café con leche, salvo en la zona ventral y trasera, que son blancas.
Socialmente, se agrupan en rebaños de media docena de sujetos, sometidos a un macho dominante. La hembra pare de una a dos crias.

viernes, 7 de enero de 2011

Equus quagga burchellii (Cebra de los llanos)


Taxonomia
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Perissodactyla
Familia: Equidae
Género: Equus
Subgénero: Hippotigris
Especie: E. quagga
Subespecie: E. q. burchellii
Nombre trinomial: Equus quagga burchellii
Nombre comun: Cebra de los llanos

Dentro de la especie Equus Quagga, el naturalista William John Burchell identificó una subespecie que recibió su nombre: "Burchellii".
Si bien se consideraba que en estado salvaje se había extinguido, en el año 2004 se comprobó que la subespecie antiquorum y la burchellii eran la misma, por lo que se decidió dejarle esta última nomenclatura.
Las cebras en general son animales confiados que dedican la mayor parte del día a descansar, protegiéndose del sol bajo la sombra de los árboles; la actividad nutricia la desarrollan fundamentalmente al atardecer.
Este comportamiento descuidado en cuanto a su propia seguridad es compensado con la compañía de otros animales, como las garcillas bueyeras y otros hervíboros, que les advierten de la presencia de carnívoros. No obstante, la cebra es un animal valiente que, cuando se ve acorralado, vende cara su vida, propinando a sus agresores fuertes coces y violentos mordiscos.
Los movimientos migratorios de estos equidos viene determinado por la carencia de alimento, por lo que los desplazamientos se van produciendo conforme van agotando los pastos del entorno. Necesita de abundante agua, por lo que siempre hay recursos hídricos en un radio de unos 30 kilómetros, a contar desde el lugar en el que pasta.
La fisonomía de la cebra burchelli es muy similar a la del caballo; aunque algo mas pequeña, tiene el cuerpo robusto y redondeado y el lomo ligeramente arqueado.
Tiene una altura algo inferior al metro y medio y unos doscientos treinta centímetros de longitud, con un peso que ronda los trescientos kilos.
Un macho adulto puede formar grupos integrados por hasta veinte hembras y potrillos. No obstante, cuando tienen que emigrar en busca de agua y pastos, se asocian en grandes manadas integradas por cientos de cebras conducidSs por una hembra vieja.
Los machos compiten por las hembras, llegando a enfrentarse en peleas muy violentas. Tras la cópula, el parto se produce transcurridos algo mas de doce meses.

LA CÁRCEL DE TORRERO DE ZARAGOZA.

La prisión provincial de Torrero se inaugura en 1928 por el Presidente del Consejo de MInistros, Miguel Primo de Rivera. Toma así el relevo ...